Es especialmente importante el contacto piel con piel para empezar con buen pie la lactancia. Se ha demostrado que si el recién nacido no es separado de su madre al nacer(al menos durante los primeros 70 minutos) es capaz de reptar hasta el pecho de su madre e iniciar una lactancia satisfactoria. Los bebés que inician la lactancia materna con un contacto precoz, tienen más probabilidades de realizar un correcto encaje al pecho materno que aquellos que han sido separados. Este hecho se ha relacionado con una mayor duración de la lactancia, así como unos lazos afectivos mayores y una mejor adaptación del bebé a la vida extrauterina.
Realizar un correcto contacto piel con piel, es sencillo, tan sólo debes seguir los siguientes pasos:
– El bebé debe estar desnudo (únicamente gorro y pañal) y el pecho de la madre también sin ropa. No pasa frío, y si hace frío la mejor manera de entrar en calor es con el pecho de su madre. El bebé puede ser secado encima de la madre, con una toalla seca y caliente. También se puede hacer sobre el cuerpo de la madre la identificación del bebé (pulsera con su nombre) y el pinzamiento del cordón umbilical.
– Coloca al bebé en posición prona (boca abajo, sobre el vientre materno, entre los pechos de la madre).
– Dejarlo que se coja espontáneamente, o al menos no ayudarle hasta que muestre interés por agarrarse. Son muestras de interés los reflejos de arraigo como la succión de su puño o el reflejo de búsqueda.
En caso de que el contacto piel con piel no sea posible nada más al nacer, se debe de realizar lo antes posible. Son motivos de no iniciarlo un problema vital para la salud del recién nacido o la madre. Pesar y medir al bebé, administrar la vitamina K o la pomada oftálmica y la realización del test de Apgar son prácticas que pueden y deben esperar al inicio de este vínculo. Si la madre no puede iniciarlo, se ha mostrado que el contacto piel con piel con el padre también puede ser beneficioso para el padre y para el bebé.